Qué hay que hacer antes de emprender el peregrinaje. Antiguamente el peregrino se enfrentaba a la propia muerte, pues por el camino había lobos y bandidos. Así antes de partir cerraban todos los asuntos pendientes, pagaban deudas, se despedían de sus seres queridos, etc. El ser humano contemporáneo utiliza este recurso para cerrar todos sus ciclos y asuntos para poder renovarse.
Cómo caminar. Aprenderemos un método que nos permite llegar a destino prácticamente con la misma vitalidad con la que partimos.
Qué hacer en los lugares sagrados. Los lugares sagrados son lugares de sanación y de meditación. Sabremos cómo contactar con esos lugares y como aprovechar lo que nos ofrecen.
Qué llevar en la mochila. Qué es lo realmente necesario y cuáles son las cosas de las que podemos prescindir.
La práctica de los votos. Un peregrinaje se distingue de un caminar turístico por los votos. Aprenderemos qué votos y cómo se cumplen para superar límites y mejorar el carácter.
Qué hacer a la conclusión del peregrinaje. Lo necesario para integrar todo los progresos que nos ha dado la experiencia en nuestra vida cotidiana.
El peregrinaje es una experiencia profundamente transformadora que pone a prueba todo lo que hemos aprendido y lo lleva más allá. Como suele decirse, “el peregrino que sale no es nunca el que regresa”; se ha transformado en otra persona.
Así mismo, la práctica del peregrinaje es la manera más simple y poderosa de dar un paso de gigante en nuestro desarrollo personal. Tiene también el potencial de sanar lo que parecía incurable.