La cultura contemporánea asume que nacimos por azar. Básicamente porque nuestra madre y nuestro padre hicieron “cositas” juntos. Y pum, después de nueve meses salimos al mundo. Pensamos que estos son los padres que “nos han tocado”, en esta familia, con estas circunstancias, en este lugar, país, etc.
Es una visión materialista del mundo, la visión dominante actualmente en la humanidad. Somos un conjunto de células que se ha organizado de una determinada manera y que como cúlmen de la evolución ha desarrollado la autoconciencia.
Se explica así también a nivel macrocósmico. Primero fue la materia inerte, luego en algún momento apareció la vida, por puro azar. Al principio de manera muy simple y rudimentaria y con el tiempo se fue organizando en seres multicelurares que fueron evolucionando y bueno, ya conocemos la historia, hasta llegar al ser humano, capaz de tener pensamiento y autoconciencia. (ya hay muchos estudios que demuestran que otros animales tienen autoconciencia pero no vamos a entrar en eso).
A nivel microcósmico pasa igual. Cuando el esperma de nuestro padre se une al óvulo de nuestra madre somos al principio una forma rudimentraria de vida unicelular. Que va evolucionando y pasando diferentes etapas hasta formar el embrión de un ser humano. Y no es hasta un tiempo después de nacer que desarrollamos plena autoconciencia. ¿Cual es el primer recuerdo que tenéis de vuestra vida? Ese recuerdo marca el principio de vuestra vida consciente como ser humano.
Que tal si atravesamos el espejo.

¿Y si no es que la materia que en su forma de organización produce la conciencia, sino que la conciencia es la creadora misma de todos los fenómenos y por tanto, anterior a la materia?
A nivel macrocósmico, incluso en la ciencia moderna se presume que hay un estado anterior a la creación del Universo. Un estado anterior al Big Bang. Un estado que lo contiene todo aunque aún no es nada. Si lo contiene todo, ¿por que no va a contener también la conciencia misma, la mente misma? En el cristianismo, primero está Dios y luego éste decide separar la luz de las tinieblas y ya se lía a crear resto del mundo. En la cosmología del Tao, primero está el wuji, que es la nada que contiene el potencial de todo, y de ahí surje el uno, que engendra al dos y este al tres; y el tres a todo lo demás.
En el budismo los fenómenos son proyecciones de la mente misma. En el hinduísmo el universo que conocemos es el sueño de Vishnu.
A nivel microcósmico que pasa. Que somos conciencia mucho antes que la manifestación en un cuerpo. Y como tal, tenemos poder de decisión. Ya no es que, ay, caí aquí por azar, porque estos dos les dió por hacer cosillas y mira. No.
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¿Y si resulta que somos nosotros los que elegimos a nuestra madre y a nuestro padre? Cada día millones de parejas hacen el amor. ¿Y si de entre toda esa gente escogí a estos dos? ¿Por que esta parejita y no otra?
La perspectiva cambia radicalmente. Exploremos esta hipótesis. Soy una conciencia sin cuerpo, y decido tener un cuerpo, y un determinado entorno y no otro. Y sé que no es para siempre, que es por un tiempo determinado. Así que debe haber una motivación para ello.
Ese es el vacío que uno siente cuando se da cuenta que olvidó a que vino a este mundo. Claro que la olvidó la parte más superficial de la mente, porque esa sensación de vacío es un recordatorio.
Nos recuerda que hemos venido con un espíritu.

Como el espíritu de una novela, o de una obra de arte, o de cualquier otra cosa. Ese algo intangible que contiene una intención, una dirección y un propósito.
Cuando nos cuestionamos la vida, el espíritu se hace presente en nosotros. Es el primer paso del camino. El camino que queremos recorrer, que se hace al andar como decía el poeta. Que nos sintoniza con la esencia de lo que somos, que los antiguos llamaron el Tao.
Esta dimensión espiritual, que se eleva por encima y al mismo tiempo lo impregna todo, es una necesidad del ser humano. Que si no se atiende se convierte en una carencia que nada de lo que podamos adquirir en este mundo logra colmar.
Hemos mostrado dos visiones de la vida. ¿Cual es la verdadera?
La verdad tiene muchas caras. Depende desde donde se mire y cuanto se abarque. Incluso hay una parte que no se puede abarcar, que es misteriosa.
Así ambas serían parte de la verdad. O dicho de otra manera, no son totalmente excluyentes.
Hay una vida biológica, en la que nacemos, crecemos, algunos nos reproducimos y morimos.
Y hay una vida interna, en la que nace nuestra percepción, crece nuestro carácter, algunos transmitimos lo que aprendimos… Una vida interna en la que morimos de sufrimiento o de gozo.
Atender al espíritu es enfocarnos en esta vida interna. Comprender nuestras emociones, elaborar nuestros pensamientos, colmar el deseo innato de todo ser humano de estar pletórico.
Es lo que llevó a lo largo de la historia a individuos extraordinarios a descubrir fórmulas, métodos, prácticas y enseñanzas que van por ese camino. El camino que recorremos voluntariamente para encontrarnos con la esencia de lo que somos. Llamémoslo Tao.
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